Los santos no llegaron a ese estado por sus solas fuerzas, ellos comieron cada día el Pan que hace gigantes en la vida espiritual: El SANTO de los santos, Jesús Eucaristía. La Iglesia vive de este Divino Sacramento, el corazón que quiere ser santo no puede vivir de otra cosa.
Cada comunión imprime en nosotros los rasgos de Jesús y con nuestra correspondencia a la gracia nos vamos transformando poco a poco en Él. Desde ahí se entienden las palabras del Sto. Cura de Ars: "Los santos son como multitud de pequeños espejos en los que Jesucristo se contempla".
Sí, ¡la Eucaristía hace santos!
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